Siempre me gano a mí mismo, y yo no puedo conmigo. No sé porque es, pero es así. Tampoco quiero que sea así, peor lo es, y empezamos por aceptarlo. No vamos a resignarnos porque no llegaríamos a ningún final que es lo que queremos todos, y por ahora yo lo solo sé. Saberlo no sirve de nada al parecer. Pero qué observador. No le abras tus brazos a un golfo con piel de cordero. No, no lo hagas te lo advierto. Porque todo lo que pretendo no lo consigo, así que por mucho que los busque no, merezco tus abrazos. Y es que es frustrante no hacer nada, pero más aún no hacer nada por cambiarlo, y mucho más no ver el camino. Si me escondo en mi enlodado agujero yo solo, es para no estar solo. Nunca estés solo, busca un sitio donde esconderte, eso me digo siempre. No es lo que quiero pero es el único cobarde remedio que veo. Muy de cobarde y muy de asustado pero no te confundas porque yo no tengo miedo. Porque es el miedo lo que me alimenta a ganarme a mí mismo, y no poder conmigo.
Hacomar Diepa Perdomo.
Les petits aviateurs qui rêvent. RMT.