
Ni idea de a quién se le ocurrió la brillante ocurrencia de que un docente pueda seguir percibiendo su sueldo, y acumulando trienios, sin necesidad de coger la tiza o el puntero de la pizarra electrónica esa de la escuela 2.0. Tampoco sé si la Ley que ampara tal aberración es Autonómica o Estatal. Pero lo que tengo claro es que es manifiestamente injusta y que, si de mi dependiera, duraba menos de tres minutos antes de empaquetarla y mandarla al limbo donde duermen otros proyectos de Ley seguramente más justos y necesarios para la sociedad. El ejemplo práctico dice que si yo me diplomo en Ciencias de la Educación y saco la (im)pertinente oposición y accedo al cuerpo de funcionarios de la docencia, puedo vivir toda mi vida con cargo a los presupuestos de Educación, sin pisar un aula ni ver a un alumno ni de lejos. Decenas y decenas de supuestos maestros que se llevan, ya que la ley les ampara, el dinero que necesita el colegio de nuestros hijos. Porque el docente que decide dedicarse a la política puede "liberarse" con cargo a los presupuestos educativos. Así de crudo. Trabajan, es un decir, de concejales o consejeros, pero el sueldo lo siguen percibiendo de la Consejeria de Educación. Y mientras los que verdaderamente siguen ejerciendo la profesión, por vocación o por lo que sea, los alumnos que la reciben y las infraestructuras que para ello se precisan, pasando fatigas. Alguien tiene que poner punto y final a esta obscenidad. Un docente que quiera dedicarse a la política, adelante, sin problema. Pero que le pague la corporación donde esté representado o su partido político. No la Consejería de Educación. Y si no puede ganar 3.000 y acumular trienios, que gane 1.500 y que se fastidie, como hacen centenares de miles de canarios cada día. El resto está peor. Con esta medida de repente conseguimos que algún político que otro abandone la poltrona y regrese a las aulas. Aunque bien pensado no sé si eso es realmente lo que conviene a nuestros hijos....
Jaime Puig.
Les petits aviateurs qui rêvent. RMT.